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El origen histórico de la conocida marca de juguetes LEGO se remonta al año 1932 en Dinamarca cuando Ole Kirk Kristiansen, su fundador, abrió un taller de carpintería junto a un pequeño grupo de aprendices para después, convertirse en una de las marcas más valiosas del mundo.

Fotografía de Efraimstochter

Con la Gran Depresión haciendo estragos por Europa, Ole Kirk tuvo que reducir sus costes de producción, ya que la gente apenas tenía dinero para comprar muebles, construir o remodelar sus casas. Esto le hizo centrarse en proyectos más pequeños, haciendo versiones en miniatura de sus productos a modo de muestra. Dichos modelos le inspiraron para comenzar a producir juguetes.

Desde ese momento, Ole Kirk comenzó a producir juguetes de madera y cuerda. Pero el negocio tampoco dio muchos frutos, los efectos de la crisis cada vez eran más palpables en la sociedad.

En 1934, cuando el negocio contaba únicamente con 6 empleados, comienza la búsqueda de su nombre. Teniendo como premio una botella de vino casero, los empleados compitieron en un concurso para ver quién encontraba el mejor nombre para su negocio. Formado por la contracción de la frase danesa“leg godt” (“juega bien”) apareció el nombre LEGO, que acompañaría a la empresa desde entonces. Un año después, en 1935, aparecería el pato de LEGO, la primera imagen de la marca.